Dentro de un bache



Por la avenida que va de regreso a mi casa hay un bache que lleva mucho tiempo sin repararse, y a pesar del tiempo todavía hay veces que sigo cayendo sobre él. Mi reacción de enojo al momento muchas veces ya no es por pasar por el bache sino porque olvido que está ahí. (Seguramente pensarás que esto quiere decir que no sé manejar, y sólo para aclarar, cuando voy de regreso a casa ya es de noche y aunque haya luz mi vista no es la mejor cuando el sol se ha metido)

Los baches empiezan con algunas cortaduras en el concreto y poco a poco el asfalto se va desprendiendo de la avenida. Entre más autos y camiones  pasen por ahí se va haciendo más grande y más profundo.

Con el tiempo uno va tomando experiencia y sabe qué es lo que hay que hacer en situaciones similares. En este caso, y sin gran ciencia, el único deber es pasar de lado. Aún así tengo que confesar que hace unos días que iba de regreso con cansancio encima sólo sentí el golpe en la llanta, mi mente con cosas vanas solo le llegó el pensamiento: "cierto... el bache" y todas las veces que pasé por ese hoyo se vinieron a mi mente.

Un buen samaritano vecino probablemente con el mismo problema que yo se dio a la tarea de poner tierra sobre este hoyo negro mientras que las personas encargadas vienen a hacerlo de mejor forma que un puñado de tierra.

Esta historia me dio una buena lección. En la vida existen baches o piedras que nos hacen tropezar... y pueden existir una infinidad de razones por las cuales volvemos a caer aun teniendo toda la experiencia del mundo. Una de las causas que me gustaría hablar los siguientes párrafos es simplemente porque no puedes dejarlo. Ese hoyo se ha convertido en una necesidad, se ha convertido en algo que queremos pero odiamos al mismo tiempo. Es como beber agua, sabes que lo necesitas.

Para hablarte un poco mejor, déjame enseñarte una historia que vivió Jesús cuando estuvo en la tierra:

'Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata,
se sentó junto al pozo cerca del mediodía. Poco después, 
llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: 
Por favor, dame un poco de agua para beber. 
La mujer se sorprendió, ya que los judíos rechazan todo trato con los samaritanos. 
Entonces le dijo a Jesús: 
—Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber? 
Jesús contestó: 
Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti
 y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva.' 
—Pero señor, usted no tiene ni una soga ni un balde
 —le dijo ella—, y este pozo es muy profundo.
 ¿De dónde va a sacar esa agua viva? ' 

Juan 4:6-7,9-11'

En esta historia hay dos personajes. Jesús y la mujer. La mujer como cualquier persona en el pasado acostumbraba sacar agua de un pozo para poder saciar su sed y sólo para darte un dato curioso, los pozos no siempre son tan profundos en un principio, conforme va pasando el tiempo el agua se acaba y es necesario ir más profundo hasta encontrar una vez más agua.

Te enmarque unas palabras del relato anterior. Cada vez que se forman baches en nuestras vidas es porque ya hemos tropezado muchas veces con la misma cosa y cada vez se hace más profundo hasta poder saciar lo que deseamos. Cómo te dije hace rato, la ultima vez que volví a encontrarme con este desperfecto sinceramente ya no me importo. Estoy seguro que ha pasado ese mismo pensamiento por tu mente cuando te encuentras una vez más con viejas cosas que quieres olvidar, ya no tiene valor el hecho de que esté o no esté ahí. Y si tratamos de cerrarlo no siempre lo hacemos de la mejor manera como lo hizo mi vecino del que te conté.

Aquí es cuando te das cuenta que necesitas de alguien que te ayude, Jesús es alguien que se ha presentado como ayuda desde el momento en el que cometimos el primer error. Regresando a los versos anteriores, Jesús le dice algo muy fuera de serie, gracias a Dios que Jesús hizo muchas cosas de diferente manera y fuera de serie, él promete ser agua del cuál no tendrá más sed. A continuación está el desenlace de esta historia.

'Jesús le dijo: —Ve y trae a tu esposo. —No tengo esposo —respondió la mujer. 
—Es cierto —dijo Jesús—. No tienes esposo porque has tenido cinco esposos
y ni siquiera estás casada con el hombre con el que ahora vives. 
¡Ciertamente dijiste la verdad! 
La mujer dijo: —Sé que el Mesías está por venir, al que llaman Cristo.
Cuando él venga, nos explicará todas las cosas. Entonces Jesús le dijo:
 —¡ Yo Soy el Mesías! 
La mujer dejó su cántaro junto al pozo y volvió corriendo a la aldea
mientras les decía a todos: «¡Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo 
que he hecho en mi vida! ¿No será este el Mesías?». 
Así que la gente salió de la aldea para verlo.' 

Juan 4:16-18,25-26,28-30 

Solo para que sepas un poco mas acerca de lo que sucedió con esta mujer, Jesús sabía que la mujer tenía una necesidad mucho más grande que la de saciar su sed, ni en la antigüedad ni ahora es normal que una mujer haya roto 5 matrimonios, quiere decir que había algo que ocasionaba la rotura en sus relaciones. Ella tenía un bache muy grande y profundo. Si me pidieras que te dijera cómo fue su vida después de éste encuentro con Jesús que sabía por la crisis que estaba pasando, no tendría la respuesta, me gustaría decir que hubo un final feliz, pero no lo sé, solo puedo creerlo porque Jesús fue quien vino a reparar esa grieta de esta mujer.

Así es Jesús en nuestras vidas, él puede llegar a lo más profundo de nuestra necesidad para llenarla con su infinito amor. No solo es un puñado de tierra que se deposita en nuestros vacíos interiores, él es "experto en baches", nos sacia con lo mejor de lo que necesitamos.

Estaré orando para que las personas indicadas vengan a arreglar este desperfecto que me ha ocasionado muchos corajes, y también estaré orando por ti , Dios sabe los baches de nuestras vidas y sabe llenarlos, lo único que hay que hacer es pedirle que llene esa necesidad interior y él escuchará nuestra voz.

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